No suelo tomar el tiempo de escribir opiniones, pero la verdad es que el increíble trato humano, personalizado, carismático del equipo de Salvio me ha dejado el corazón lleno de gratitud. Ojalá se permitan la oportunidad de pasar sus vacaciones, viaje de trabajo o simplemente como en mi caso desconectar en este maravilloso hotel en la mejor ubicación de Bogotá y con una instalaciones espectaculares.
Desde su director Andrés Parra, pendiente de todos los detalles, pasando por Samuel Salazar, Viviana y Catalina en la recepción, quienes desde el minuto del check in me hicieron sentir en casa y me ayudaron con todo lo que necesitaba, hasta sus meseros en sus deliciosos restaurantes Rodolfo, Jairo, Luis y la chef que hace maravillas de comidas y es una mujer dulce y alegre.
Increíbles también, siempre con una sonrisa y pendientes de que nada faltará, el equipo de camareros de habitación, gracias.
Me aprendí algunos de sus nombres por el nivel de atención tan especial que me dieron, gracias por la empatia, el respeto, prudencia y la dedicación, da gusto ver como hay gente que sí valora sus puestos de trabajo y que además entienden que la vida a veces nos pone en circunstancias difíciles y ustedes supieron cuidarme muy bien en esos momentos.
Debido a mi trabajo viajo cada mes, alrededor del mundo, me alojó en los mejores hoteles, pero definitivamente éste ha sido el mejor sin duda, ustedes son muy top, la atención siempre es lo que hace que un hotel sea el hogar que uno busco cuando llega a un destino.
Espero volver pronto, Bogotá siempre será para mi llegar a Salvio, para estar en casa.
Gracias a su director Andrés Parra y a todos su equipazo.
Larga vida y la mejor de las suertes al hotel y a ustedes, lo merecen.
Silvia S.