El hotel es pequeño y muy acogedor. Nos gustó mucho la ubicación pues está accesible y al mismo tiempo lejos del ruido de la ciudad. Las habitaciones son muy lindas y las áreas comunes también. Estuvimos con nuestra hija y su esposo, los cuatro disfrutamos mucho la estancia. La atención es muy personalizada y de primera. Los desayunos, aunque sencillos, muy sabrosos y contaban con todo lo necesario. Nuestra reservación incluyó una botella de vino, que nos sirvieron en la sala del patio y fue muy agradable.
Recomiendo mucho el hotel Carménère, si vuelvo a Santiago, me volveré a hospedar aquí.
- Wi-Fi gratis
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