Viví en Medellín durante 10 meses en el 2009, mi esposa y yo disfrutamos cada rincón de esta ciudad, eso creíamos. Sabíamos que algo nos hizo falta... pero valió la pena esperar para descubrirlo. La semana de receso escolar fue ideal, porque por motivos de trabajo tuve que estar en Medellín y aproveché para venir con mi familia. Por las tardes armamos planes para visitar lugares, los de siempre, hasta que en un blog llamado “papas sin manual” lo encontré mientras me almorzábamos en el Jumbo de la 65. De una tomamos el carro, puse waze y listo, en 15 minutos ya estábamos allá. Desde la entrada te enamoras de este sitio, por fuera los jardines invitan a un picnic en familia, por dentro es preciso, un sitio cargado de historia de una familia pujante y rica en cultura y viajes. Por respeto, no se permiten fotos al interior del castillo y sus espacios, así que, si va... respételo. El recorrido guiado, es un viaje a la memoria y riqueza cultural de una tradicional familia paisa y te sorprenderá el final de la historia con la vida de Isolda.
Iría 100 veces más, porque es un lugar que vale la pena visitarlo.