Una de nuestras mejores experiencias turísticas en muchos años, o tal vez la mejor. Nuestra intención era estar en un lugar tranquilo y agradable, donde nos atendieran bien. La posada Refugio de la Luna superó todas las expectativas. Su dueña, Carmení, es una mujer maravillosa y generosa que se preocupó en todo momento por nuestro bienestar y comodidad. Más que una posada, nos sentimos como haber estado en casa de una familiar que nos quería muchísimo y nos atendió como hijos. El desayuno estaba incluido y pactamos aparte la cena. ¡Además de miles de cualidades, Carmení es una cocinera fabulosa y cada día nos deleitó con un platillo delicioso y frutas frescas! Y si uno quiere, también el departamento posee todas las comodidades y equipos para cocinar allí (nosotros no lo hicimos porque preferíamos conocer la comida lugareña). El departamento (en realidad, la planta baja de la casa) está situado sobre la ladera de una arbolada montaña, con vista al mar. Desde la terraza se observan flores, árboles frutales )(mangos, limoneros) con orquídeas (nos tocó verlas florecidas), arbustos, plantas aromáticas, flamboyanes (acacias) florecidos en naranja... En su interior, sin lujos, un pequeño baño, un espacio para dormir con una cómoda cama con mosquitero y ventilador (¡indispensables!) sencilla pero hermosamente decorados. Una televisión con cable (que ni miramos, no hacía falta) y muchísima literatura para conocer a Providencia a fondo: su historia, su gente, su ecología... además de diversos libros que disfrutábamos leyendo en la terraza. No está cerca de la playa pero se puede bajar al mar al frente. Para trasladarse es posible caminar, tomar las camionetas públicas cuyos choferes pronto lo conocen a uno, llamar un taxi o a una mototaxi, o incluso alquilarle la moto a Bruce, hijo de Carmení. Bruce también es una persona magnífica y nos llevó a pasear con su lancha. Conoce el mar como la palma de su mano, es un gran pescador, e incluso puede organizar diversas actividades con su lancha.
Todo limpísimo, impecable.
Mi recomendación, a cualquiera que vaya a Providencia, se quede en la posada de Carmení o en cualquier otro lugar, es que CUIDE EL AGUA. Aunque no pareciera, es un bien escaso, no hay ríos permanentes y todos los habitantes de la isla dependen de la temporada de lluvia.