Buena atencion del personal. Muy bien ubicado, cercano al aeropuerto Santos Dumont y en ubicacion centrica.
A 10 minutos a pie de la linea de metro que comunica facilmente con la zona de playas y paseos tipicos.
Restaurant 24 hs

Empiezo por lo bueno: hotel céntrico, bien ubicado, edificio moderno y con amplias prestaciones. Las habitaciones están de acuerdo al padrón internacional de la marca, camas cómodas e instalaciones perfectas. El personal es correcto. El desayuno es muy completo, y lo recomendable es ir cuando no haya gente. El check in y el check out son rápidos. Las habitaciones son silenciosas, aún cuando están cerca del aeropuerto. Lo malo: no hay señalización desde el aeropuerto para llegar al hotel. Y en la noche debe ser muy complicado llegar. Si bien es céntrico, los polos de transporte (metro, autobus) están un poco lejos. En la noche, la zona es algo oscura y abandonada, aunque Río está más segura que nunca ahora. Si lo consigues por un buen precio, es una opción ideal.

Novotel Santos Dumont es un hotel no ostentoso a metros del aeropuerto. Para llegar a él solamente hace falta cruzar una calle y caminar por una pasarela que está por arriba de una avenida. Luego simplemente caminamos unos 200m y llegamos.
El hotel es normal, no lujoso pero cumple. La atención es aceptable y el lugar agradable en la entrada.
Hay un sector de juegos para chicos (con una Xbox 360 y un Kinect pero apagados) y los ascensores son cómodos.
Elegimos una habitación superior cama doble con sofá cama. Es sencilla pero limpia. El baño ocupa más o menos 1/3 del lugar. Cuenta con caja fuerte, una pequeña heladerita y un televisor LCD de 32 pulgadas con cable.
La cama es bastante cómoda con un duvet y el baño amplio. No tiene bidet pero sí una especie de manguera que sirve para el asunto. Separado por una mampara está la ducha donde uno se puede bañar de parado - acompañado inclusive -
La vista exterior era a la zona de oficinas la cual el fin de semana es algo aburrida porque si bien se ve el Cristo Redentor al fondo a la izquierda, la zona está desierta y los edificios son bastante viejos, muy al estilo de Leandro Alem en la ciudad de Buenos Aires.
El personal es amable pero no habla muy bien inglés. Hay gente que deja comida afuera de la habitación en el piso y la vez durante casi un día entero.
A tener en cuenta por si vamos, no hay cargadores USB sino enchufes de 2 patas redondas o 2 patas paralelas. Tenerlo en cuenta a la hora de ir. Igual se puede pedir en recepción un adaptador pero no cuentan con muchos.
El desayuno es estilo americano, abundante con frutas, jugos, yogures y una máquina de café que muele libre.
Es una excelente opción para estar cerca del aeropuerto, tanto para pareja como matrimonios con un hijo (que dormiría en el sofá cama).
Lo recomiendo