Estuvimos alojados 10 días en enero. El hotel es precioso y la atención de todo el personal fue excelente desde que hicimos el chek-in. Siempre dispuestos a solucionar cualquier inconveniente con muy buena predisposición. Bien ubicado con buena playa. La habitación muy cómoda y con la mejor ducha que vi hasta ahora. La comida abundante y las bebidas muy buenas aunque el costo es elevado. La piscina principal es hermosa. La playa se llama Vidigal y si bien no es privada, el hotel tiene acceso directo. El spa es un oasis dentro del bullicio del hotel. Cuenta con un servicio gratuito de transporte hasta el shopping ríosul haciendo paradas en las playas Leblon, Ipanema y Copacabana; hay que anotarse por la mañana porque no siempre se consigue lugar. De todos modos en la puerta hay un muy buen servicio de taxis. Especialmente le agradezco al Sr Luiz Bonato su excelente atención. Caminando diez minutos se llega hasta la playa Leblon y el trayecto es seguro durante el día. Aunque nos dijeron q por la noche no se corría riesgo, siempre optamos por volver en combi o en taxi. Pagando un adicional de U$S 60 por día se tiene acceso a las habitaciones de los pisos superiores, al club lounge y desayunar en el piso 26 con una vista inigualable.
Es una lástima que no haya un drugstore donde comprar por ej protector solar, teniendo en cuenta q el hotel está retirado del centro sin negocios cerca que saquen del apuro en el caso de olvidarse algo. Es un buen lugar para disfrutar en familia. En mi opinión le falta diversión a la noche, los bares cierran a las 11. Sería bueno que por ej en el área de la piscina (es preciosa) se pueda tomar un trago y escuchar un poco de música.
En definitiva, la relación precio- servicio-calidad hacen una buena opción para hospedarse en Río.