Un muy buen restaurante con unas vistas de la muralla de Ávila y el río espectaculares. Al principio tomamos unas cervezas con unas tapas muy ricas. Después bajamos al comedor y pedimos dos ensaladas, las cuales cada una se mejoraba a la anterior. Pedimos también el típico chuletón de la tierra y no tenemos queja alguna, muy tierno y bien hecho, al gusto de los comensales. Todo con una presentación exquisita. Los camareros son muy simpáticos, respetuosos, amables y serviciales que te ayudan con cualquier duda que te pueda surgir. En general, una muy buena experiencia que recomendaríamos sin lugar a duda, todos salimos altamente satisfechos.