Fuimos a cenar. Pedimos entraña, ojo de bife y una pasta. La comida no estaba mal, pero no se condice con el exorbitante precio.
Lo que es digno de mencionar para alertar al visitante es la lamentable atención.
Antes que nada, el espacio estaba como abandonado, con cosas tiradas en el piso, como si nadie hubiera limpiado los restos de los anteriores comensales.
Demoraron para atendernos, fueron poniendo la mesa en etapas, primero un cuchillo, después un individual, más tarde un par de copas, y así. A cada momento la moza decía "ya les termino de acomodar la mesa", y se iba, para hacer veinte viajes y traer el resto de las cosas. Dejó dos bebidas sin abrir, entibiándose, mientras iba trayendo lo que faltaba.
Dejó las tapitas de las gaseosas en la mesa en lugar de llevárselas. En un momento se volcó una bebida, tuvimos que insistir para pedirle si podía limpiar. Trajo una rejilla roñosa y ¡¡¡con eso mismo me limpió los cubiertos, en lugar de cambiarlos!!!
Pagamos un precio carísimo para una comida mediocre y una atención exasperante. No existe ni la más mínima razón para volver a este lugar.