Nos recomendaron el lugar. Una vez que ingresas todos los chicos que trabajan allí te saludan amablemente. El resto está decorado bellamente con música de fondo pinturas y unas lámparas que enamoran.
La comida casera. Muy sabrosa. Comimos crepes de cordero (deliciosos) y una lasagna verde (no se quedó atrás) de postre crumble de manzana tibio con dos copas de vino y dos gaseosas. Los platos abundantes creo que se pueden compartir. Un total de $3000, aceptan tarjetas.
¿Es el propietario o administrador de este establecimiento? Solicite su perfil gratis para responder las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.