A pesar de calor abrazador en Amazonas, he podido disfrutar de una experiencia muy buena con la empresa de Daniel que mantiene un negocio donde involucra a toda su comunidad de Puerto Nariño. Puerto Nariño es una aldea ecológica hermosa, sin coches, sin estrés, sin lujos, pero con el encanto de la vida sencilla que deberíamos abrazar, al final podemos vivir con tan poco...Pintoresca y natural, con su gente amable y servicial. Nuestros guías fantásticos, ambos se llaman Pedro, el que estuvo con nosotros casi todo el plan es un chico nacido allí que conoce la selva como la palma de su mano, fui con un experto forestal y quedó encantado de poder intercambiar con el información de animales, plantas, suelos a profundidad y yo que soy curiosa de naturaleza no puedo más que estar agradecida de todo lo aprendido y visto. Rutas nocturnas alucinantes; como sabían que somos montañeros nos adaptaron el tour a nosotros, hicimos rutas más largas y tuvimos la suerte de ver mucho más. Compartir con la comunidad indígena en Tarapoto nos encantó, lo que si pienso es que esta visita no es para todo tipo de gente, es muy básica la casa y los servicios, la comida aquí fantástica y Marcelo el hijo de la familia que nos acogió divertido y especial. Ver como viven es alucinante, y poder hacerlo como ellos nos gustó mucho, dormir como ellos, ducharnos en el río, atardeceres y amaneceres preciosos. Luego fuimos a San Antonio en Perú, David un guía muy especial e instruido nos mostró y explicó todo, vimos árboles alucinantes, animales de todo tipo, vamos que no le faltó de nada, allí comimos muy bien como todo el tour. Los trayectos son todos en lancha y es una gozada, los hicimos a todas las horas cada cual con su encanto. El hotel en Puerto Nariño muy bonito y agradable, los desayunos bastante buenos y las comidas en el restaurante también. ¡No puedo más que recomendarlo!

Nos han tratado con gran afecto y un genuino interès para que nuestra estancia en el Amazonas fuese lo mas emocionante y divertida posible. De igual forma nos apoyaron a efecto de continuar nuestra travesía, ante un imprevisto en las comunicaciones pluviales en el río.