La comida no tiene nombre. Los precios muy razonables. Sergio, su dueño, muy atento. Fuimos dos noches seguidas. La fondue de quesos impresionante, los ñoquis indescriptibles. Todo muy cuidado. Comida de montaña para todo el año. Un lugar que con mis amigos no olvidaremos nunca, deseando poder volver. Todo hecho con amor, detalles cuidados. Sergio nos dio un licor casero y nos atendió siempre con paciencia y amabilidad. Una experiencia gastronómica por demás agradable. Ojalá todos los que vayan a Los Molles o Las Leñas tengan la posibilidad de conocer La Valtellina. Los postres increibles, las entradas especiales. Sin palabras.Gracias Sergio por tu atención, dedicación y talento!!!
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