La finca es un oasis de tranquilidad a unos pocos minutos de Armenia. En ella encontrará a Paola y a un personal que los atenderá como si estuvieran en su propia casa; se respira un ambiente familiar en todas partes.
La finca esta muy bien organizada y limpia. El único punto a mejorar es el área de piscinas qué debería estar disponible la mayoría del tiempo y el control de insectos en esa área para poder ingresar al jacuzzi tranquilamente en la noche. Además sería buena la instalación de ventiladores en las habitaciones para esta época en la que el fenómeno del niño ha cambiado tanto el clima.
Por otra parte la finca tiene cultivos de café, plátano y algunas frutas. El señor Julián, dueño del hotel, nos hizo un recorrido muy bueno por los cafetales y es una persona muy amable y atenta con sus huéspedes.
Y no me podría olvidar de "mono" el perro guardián qué se gana el cariño se todos los huéspedes, sobretodo de los más chicos.
Más
- Wi-Fi gratis
- Estacionamiento gratis