Moderno parador, alejado del centro, en un entorno muy agradable, en pleno Parque del Castillo.
Nos alojamos en una junior suite con vistas al río (desconozco si existe la opción de tener vistas a la ciudad, en tal caso nos hubiéramos decantado por ella). Habitación de esquina, muy amplia, con el salón (con televisión, sofá, mesa baja...) unido a la habitación. Pequeña terraza con dos sillas y una mesa. La habitación no estaba bien climatizada y hacía frío, más aún en el baño que solo contaba con un radiador toallero .
Aparcamiento descubierto y gratuito.
Lamentable la gestión del desayuno. Como medida de seguridad frente al Covid-19 han establecido turnos de desayunos cada 45 minutos (30 minutos de desayuno y 15 minutos de limpieza). Supuestamente vacían el comedor entre turno y turno para limpiar y por eso las franjas son tan restringidas (así nos dijeron textualmente en la recepción de este parador, que no en otros, aunque también haya turnos), pero es mentira. Llegamos puntuales, y pese a que había huéspedes del turno anterior aún desayunando, nos dejaron entrar por lo que en ningún momento se vacía el comedor como tal. Además de esto, al haber optado por el penúltimo turno de desayuno, casi todas las bandejas estaban vacías y no se reponían salvo que le pidieras algo concreto al personal.
En este último mes hemos visitado, además de este, tres paradores más (Arcos, Cádiz y Cervera) y en los tres la gestión del desayuno es mucho peor que lo era antes de las medidas adoptadas.