En el vestíbulo reinaba el caos y el servicio del mostrador principal era normal. Sin embargo el servicio de conserjería resultó uno de los mejores que conozco.
Te ofrecen un almuerzo bufé pero sólo había una persona trabajando que servía y a la vez lo llevaba a la mesa. Quería darle una propina pero se pueden imaginar que dadas las circunstancias, hacía sólo lo que podía.
La habitación era normal pero la cama Tempurpedic me dio dolor de espalda (no son para todo el mundo). En general, el servicio y el hotel son decentes, pero nada para destacar.
Algo más, recuerden que cobran por todo (algo atípico en la mayoría de los hoteles hoy en día), por ejemplo mi cepillo de dientes costaba un euro y cincuenta céntimos, lo mismo que la pasta. El acceso a Internet en el centro de negocios costaba tres euros por quince minutos de uso, así que aconsejo llevar el portátil.