Nuevo, pequeño, acogedor, cálido en la recepción, singular y diferente en su decoración y con habitaciones confortables. Brevemente, así podría describir este singular alojamiento muy bien ubicado en Almagro, próximo a la plaza Mayor, al que llegamos el último día de nuestro viaje antes de volver a nuestra ciudad.
Cuando accedes lo primero que te llama la atención es la vistosidad de sus pinturas contemporáneas, repartidas entre cuadros y puertas concebidas como cuadros, una fórmula diferente para sorprender y obsequiar a los huéspedes. La atención del personal, especialmente de Nuria, es esmerada y cálida. En la habitación sus detalles están cuidados con esmero. El cabecero de la cama es también, como las puertas, una obra de pintura contemporánea, cuenta bluetooth, con conexiones para cargar móviles y su limpieza de palpa.
Nosotros que utilizamos una habitación adaptada para movilidad reducida quedamos algo más que satisfechos con sus ajustadas dimensiones y la comodidad del cuarto de baño.
Con todo esto la relación calidad-precio es magnífica.