El hotel tiene un tilo muy particular y atractivo, simboliza la Polinesia, cuando llegamos eran las 22:00 y había mucho ambiente en el restaurante. La recepción es amplia y te puedes sentar, además tiene una terraza que supongo abrirán cuando empiece el buen tiempo.
En cuanto a la habitación, era una habitación doble pequeña, apenas la cama y un mini pasillo donde tuvimos que dejar las maletas porque no había armario. El baño era muy minúsculo también, un plato de ducha con cortinas pegado al retrete.
Aún así, la habitación estaba impecable y tenia vistas espectaculares al Empire State Building y la zona es muy tranquila a pesar de estar a 5 minutos de Times Square.
El servicio por parte de las recepcionistas fue bueno, en cambio, el chico que nos guardó las maletas en el Luggage Room fue un poco borde y no nos trató con much amabilidad y el transporte al aeropuerto que nos ofrecía era carísimo (60 dólares por ir en un coche privado y 22 dólares por persona por compartir coche)