El lugar es bonito, la infraestructura es rústica, las habitaciones limpias (los colchones y almohadas podrían estar mejor), el servicio del personal regular pero la dueña se esmera en hacer las cosas bien. Tienen amplias áreas verdes, salida al río, piscina natural, turco (por cierto la hierbaluisa que le ponen muy rica). Los desayunos son sencillos pero están bien. Pedimos además un sanduche del menú para cenar y fue muy simple para el precio.
El camino para llegar es de segundo orden y hay que pasar 4 riachuelos. Toma entre 20 y 30 min desde el pueblo de Mindo. La experiencia fue buena y nos encantó la flora y los sonidos de las aves. Se ven muchos colibríes y otras aves.