El personal hace todo lo posible para que te sientas como si los conocieras de siempre.Te invitan a café o un vino como ocurre cuando vas a casa de un amigo.
Las habitaciones tienen grandes armarios ,aunque la decoración es un poco anticuada. La cama cómoda y bien insonorizada. La wifi no llegaba bien a las habitaciones del 2 y 3 piso.
El desayuno con café (si quieres te lo preparan en el momento), bollería propia, fiambre, cereales.
En la cena sirven un menú con un precio bastante ajustado.
Vistas espectaculares de las montañas que rodean la zona.
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