Desde mi punto d vista, nada que ver con las opiniones excelentes que se aprecian aquí. Para empezar si comes fuera, las vistas se basan en una pared blanca enfrente. Si no sabes hablar algo inglés mejor no vayas, las camareras que nos atendieron tenían un nivel muy pobre de español (y nosotros fuimos porque queríamos un sitio tipo español, y lo de "Casa CabaÑa" invitaba a que fuera así.
La carta se basa en dos platos de cada tipo (2 de carne, 2 de pescado y 4-5 entrantes, no hay más). De bebida y postres no podemos hablar mucho porque de lo último ni pedimos, y de lo primero mi novia se tuvo que conformar con agua porque no tenían ninguna bebida sin gas ni alcohol que no fuese zumo de naranja o de piña... por cierto, yo me pedi una cola zero y me la trajeron light porque tampoco tenían (y para mí ambas son incomparables).
De precio, pagamos 23 euros entre los dos por un plato, un entrante y dos bebidas para los dos (tampoco teníamos mucha hambre y al ver las vistas que tenía el sitio se nos quitaron aún más).
En resumen, no lo recomendarìa a nadie.