Cena al aire libre. En un marco idílico: en un jardín rodeado de viñedos y al fondo la bahía de Palamos. Cocina sincera. Productos de la finca, lo que da autenticidad a los sabores. Servicio eficiente. Intentaremos repetir.

Pues si....habia claros y oscuros, como en sus bodegas....y me explico:
Los claros- lo mejor:
-El entorno idilico
-La decoracion
-Paz y desconexion
-La visita a las bodegas, mas por su arquitectura que por los vinos y aceites. ( 18 euros por persona la visita- no se incluye en la estancia)
Los oscuros-lo peor:
- relacion calidad/precio desfasada. Muy caro. Hemos estado en numerosos establecimientos de este tipo, de mayor calidad y menor precio
- por el precio estancia deberian incluir al menos en los hospedados la visita a las bodegas.
- al llegar en las habitaciones....estaban frias....todos los radiadores cerrados...y eso que avisamos de la llegada....los tuvimos que abrir nosotros.
- las sabanas de la cama estaban manchadas con pequeñas motitas de sangre, que aunque al dia siguiente al comentarlo, lo solucionaron de immediato, ya me quedo mal cuerpo
- el desayuno de los mas flojos, de los alojamientos rurales que hemos estado,...muy poca variedad.
- la cena...aunque nos dijeron que habia menu de 30 euros y carta, luego por la noche solo nos ofrecieron el menu de 30.
Muy normalito, patatas bravas, conejo frito, ensalada.....y con solo 3 segundos a elegir....nada del otro mundo. Nuevamente relacion calidad/precio caro.
- tomamos unas copas por la noche, que aunque habia un vigilante que nos atendio...nos tuvimos que hacer nosotros las copas...que no nos importo la verdad....aunque al ver la cuenta....a 12,5 eurillos el gintonic....pues eso....ese precio no tocaba.....
- el camino de llegada....los ultimos 4 km fatales, enfangado....aunque realmente es parte del encanto....y parece ser que los propietarios de la finca tienen possibles como para adecentarlo un poquito....en fin...recomiendo no ir con un coche bajo.