Para amantes de la naturaleza, lugares encantadores fuera del ruido y la civilización. La familia que lo dirige son encantadores y muy serviciales, nos trataron como amigos. Tiene senderos propios con puentes colgantes donde la fauna y la flora son exhuberantes. Las habitaciones son muy amplias y limpias, el servicio es muy bueno.
Es un hotel de turismo rural y ecologico en la falda del volcan Tenorio con unas vistas extraordinarias desde el mirador y de algunas de las habitaciones. Estuvimos 2 dias y me hubiera quedado mas. Buena comida y mejor trato