Alojarse en un edificio histórico como es el palacio de los condes de Oropesa es de por sí una experiencia privilegiada. Si además el servicio que ofrece el personal del Parador, eficaz y afable, sin invadir la intimidad, te hace sentir cómodo y bien atendido, como ha sido el caso, la estancia se hace más grata.
La accesibilidad, siempre difícil en una construcción patrimonial, es decididamente mejorable en su rampa de entrada y bien resuelta en el interior del edifico. Sus evidentes activos, como es el castillo nuevo, con su soberbia torre del homenaje, la balconada panorámica del comedor con su espectacular vista a Gredos, o sus suntuosos salones, pueden disfrutarse fácilmente en todo momento.
No falta tampoco una sugerente carta para saborear buenos platos en su esplendido comedor bajo un valioso artesonado y disfrutando de las magníficas vistas de su balconada.
Decididamente un establecimiento recomendable.