Un restaurante con un local pequeño, muy acogedor y bien decorado. Las mesas son diferentes, y la central es la más incomoda para comer, se asemeja más a una barra de bar.
La única camarera que había trabajando nos atendio bien, de forma bastante agradable y atenta, nos pregunto varias veces durante el servicio si todo estaba a nuestro gusto. Un pequeño fallo, todas las mesas disponian de cubiertos (tenedor y cuchillos), menos la nuestra, aunque esto es buscarle los cinco pies al gato.
El cocinero que había trabajando era asiático, aunque esto no debe significar diferencia alguna. La comida tenía muy buena presentación, con platos diferentes y bonitos. El shushi vegetariano estaba bien, los chips de vegetales acompañados con una mayonesa estaban algo mejor, y a un precio muy competitivo. Mi acompañante ordenó un wook con pollo bastante decente, en general un notable alto la comida y el servicio.
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