Elegí este hotel por su cercanía al Aeropuerto de Quito. Desde que llegamos al mismo, comenzó la sorpresa: nos esperaba Daniel Cruz su dueño, quien nos condujo a una casa hacienda maravillosa. Tanto sus propietarios como el personal que los asiste son personas encantadoras. Jimena y Daniel relatan la historia familiar como la de la casona y sus inmediaciones con especial cariño.
La habitación y la casa son muy acogedoras, cada uno de sus rincones está decorado con especial cuidado y gusto. En los jardines, el perfume de las flores y el sonido de las aves del lugar representan un verdadero placer para los sentidos.
Lamento no haber podido extender más nuestra estancia en Hotel Casa de Hacienda La Jimenita.