Hola muy mala esperiencia me enviaron un pollo podrído nosé puede creer ojo los q van y consumen en ese lugar

Increíble lugar para ir a comer con familia, pareja o amigos! El ambiente es muy distendido y si bien es algo ruidoso, se puede comer relajado y sin preocupaciones! Tienen una variedad muy amplia de provoletas y si bien no nos dio el apetito para poder probar todas, la provoleta americana y la que tiene cebolla caramelizada, son demasiado ricas! Las achuras estuvieron deliciosas! Cerramos con una porción de vacío y matambre al roquefort con papas fritas y ensalada de rucula y parmesano! La carne estaba en su punto justo, tal y como lo habíamos solicitado! La atención es excelente y si bien ya estábamos satisfechos, el flan casero mixto valió la pena! Súper recomendable! Felicitaciones!

Casi de no creer tamaño sabor punto

Muy buena parrilla

Mucha mucha gente

Ruidoso. Muchas familias

Precio normal medio

Para Carne de lo mejor de Quilmes

Llegar temprano. Después hay que esperar

Una parrillada 850$ para dos, no alcanza para ni tres. Como éramos 4 no alcanzó, tuvimos que pedir una porción más de asado de tira. Entrada, una provoleta. La para llada constaba de 1 chorizo, 1 morcilla, una tira de asado, 15 cm de vacío pura grasa, 10 x 10 cm de cerdo y eso fue todo. Tus guarnición ? Una ensaladita mixta (poco de todo) y una porcióncita de papas fritas. Una botella de malbec Saint Felicien de 3/4, 3 sifones y una sprite para beber y postre: 3 helados de DoD bochas cada uno y: n budín de pan. Todo eso 3.800$. Nada extraordinario, poco y calidad media.
La atención? Pésima!! Sino pedís cuando por fin se acerca la camarera, fuiste!!!!
Mucho ruido, no se puede conversar, es un Bochinche increíble!
Cierran temprano asíque te dan el raje a las doce de la noche. Mala iluminación.
En síntesis? Tiene fama de barato pero la relación precio calidad de todo da como resultado que lo barato sale caro.
Da la sensación de mugriento por el aspecto y el olor.

No es el tipo de parrilla en la que uno puede distenderse, ya sea por el silencio o por el espacio entre plato y plato.
Sin llegar a ser una calesita loca, uno se sienta a comer, bien, rico y abundante.
La tabla de achuras, justa e impecable, luego la ineludible provoleta crocante y dorada por fuera y cremosa por dentro para concluir con un medio bife de chorizo mariposa.
Perdón, pero de nuestra parte no llegamos nunca a los postres...