Un lugar muy idílico, con una ubicación única que permite despertarte y poder casi tocar el mar, el ruido de las olas se te mete en tus oídos y te relaja tanto que casi no puedes moverte. Totalmente recomendable. El propietario es una persona muy amigable y muy buena gente,esta muy atento a todo lo que nos hiciera falta e incluso no dejos la despensa y la nevera llena de comida que durante cuatro días casi que no nos tuvimos que preocupar de comprar para el desayuno y el aperitivo, y sobre todo un vino blanco con toques frutales de la isla que estaba riquísimo.Sin duda muy recomendable el apartamento y el lugar. Volveré seguro!!