En julio de este año, pasé con mi familia unos días de especial capricho, en la finca Villa Embil, Getaria, pueblo pequeño situado en un precioso rincón del mar Cantábrico, a pocos km de San Sebastián, ciudad internacionalmente famosa, por celebrarse en ella los festivales de cine que llevan su nombre. La casa posee varias habitaciones, todas ellas exteriores, que permite el alojamiento de una familia con niños y abuelos, ya qué, algunas de ellas son dobles y otras individuales, lo mismo cabe decir de la necesaria independencia personal que favorecen los cuatro limpios e higiénicos baños. Cabe destacar la excepcional biblioteca situada en la planta baja, donde puedes abstraerte y alimentar el intelecto leyendo algunos de los diversos libros que contiene. Es de interés para cualquier visitante, hablar del amplio comedor con dos partes diferenciadas una compuesta por los cómodos sofás para el descanso o para ver la TV con WIFI, y el otro espacio con una mesa amplia y sillas para cenas en noches frescas. Lo que más me fascinó fue la acogedora terraza dónde se pueden degustar las mas variadas barbacoas de pescados y carnes acompañadas de Chacolí, vino blanco, joven y afrutado producido en un montículo situado encima de la finca. Otra cosa de particular interés fue contemplar las maravillosas vistas que se visualizan desde la terraza cuando las olas de la tarde se estrellan en los acantilados de la costa, o los rayos del sol reflejándose en el mar verde-azul de la mañana. Un disfrute especial se produce al degustar en restaurantes del pueblo los sabrosos pescados a la parrilla, y al caminar después por sus viejas calles góticas conversando con los nativos sobre la lengua y cultura milenaria del País Vasco, así como pasear jugando con los nietos y mi perro Bruno, recorriendo el puerto. Volveremos, seguro, porque además los dueños son responsables y encantadores.