Nos alojamos en la casa C para una reunión de trabajo, nos quedamos cuatro compañeros porque es perfecto para compartir. Cada habitación tiene su baño dentro, es como si estuvieras en un pequeño hotel.
Es un lugar especial, nos sentimos muy bien desde que llegamos y disfrutamos mucho de los pequeños detalles. La cocina está muy bien equipada, pasamos muy buen rato sentados alrededor de la mesa primero con los portátiles y después charlando y comiendo algo.
El salón es como si se hubiera parado el tiempo. Sencillo y rico a la vez, con ese mirador para mecerte (literalmente, hay dos mecedoras).
Las habitaciones están bien equipadas y con todo lo que se precisa, camas cómodas y baños impecables.
Al día siguiente celebramos una reunión en el ático y fue un acierto, La bienvenida a un día de trabajo con esas vistas desde la terraza, un buen desayuno y tanta luz fue inspirador y muy positivo. Dudo que hubieramos tenido una reunión tan provechosa y agradable en un salón de hotel convencional.
Si buscas algo diferente y alternativo, esto es.
También nos gustó la filosofía de Mari y Petz sobre el reciclaje (todo es una oda al reciclaje pero en versión confortable) y el consumo de productos de proximidad. A mi personalmente me ha servido para profundizar en una perspectiva con la que me identifico.
La tienda de productos eco que está enfrente es fantástica y además hacen descuento. No puede ser más cómodo para hacer la compra.
En fin, la sencillez eficiente y la comodidad con conciencia.